Menos mar, ah?

Tomado de http://www.flickr.com/photos/nasamarshall/4544230084/sizes/m/in/photostream/
Ríos de tinta y torrentes de bytes han corrido sobre el fallo que la Corte Internacional de Justicia de La Haya emitió sobre el conflicto limítrofe entre Nicaragua y Colombia sobre el archipiélago de San Andrés y sus cayos e islotes circunvecinos. Claro y contundente.
Es obvio que habrá gente inconforme en cualquier decisión. ¿O es que usted cree que la mujer que renunció al niño que el rey Salomón decidió cortar por la mitad lo estaba? ¡Primero el bienestar del niño!, dijo ella. Y, ya que hablamos de bienestar, ¿alguien había pensado en el bienestar de los sanandresanos antes del fallo?
¿Qué más da que me preocupe antes o después?, pensará usted. Fíjese que sí. La diferencia es abismal. De preocuparse antes a preocuparse después hay un "hoyo soplador".
Y es que seguir la tónica de la indignación por semejante pedazo de tierra, excuse usted, raya en la hipocresía. San Andrés no es solo el lugar de escape para vacacionar. Hay gente que vive allí.
Sin embargo me preocupa el populismo desenfrenado de quién agita banderas y promueve movilizaciones (navales?) para defender lo "propio" cuando quizá nunca fue asumido como tal. No puedo dejar de sospechar de quien busca intereses personales para aúparse al poder a costa de los que hoy sufren para ser olvidados mañana.
Por favor, no olvidar que por evitar una disputa bélica se recurrió a un ente imparcial. A acatar. Y a quién le corresponda, que asuma su responsabilidad. Tampoco olvidar que mientras la gente de ultramar sufre, la gente del territorio continental también. Y mientras todos sufren, otros roban. Pilas, que mientras el cacareo esté formado el zorro aprovecha. Se las dejo ahí.

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