Manchester United: El milagro de 1999

Alex Ferguson llegó a Old Trafford, hogar del Manchester United, en 1986. En su maleta cargaba un par de temporadas espectaculares con el Aberdeen de su país, Escocia. Eso sí, bastó para cautivar a varios clubes reconocidos de toda Gran Bretaña que en los años 80's vivía bajo el dominio del Liverpool de la mano de otro escocés, Bob Paisley.
Desde entonces no se ha ido. Sigue ahí, anclado en el banco de los 'Diablos Rojos'. Sagrado desde que en él se sentase Sir Matt Busby, Ferguson se ha encargado de preservar el legado de esta institución, cautivando a jugadores y a aficionados de más allá de las islas.
Este escocés que hace honor al adagio 'más sabe el zorro por viejo que por zorro' ha respetado los preceptos del ManU, más allá de jugadores y dueños. Año a año, su trabajo de buen ojeador y excelente estratega le ha permitido construir una de las escuadras más grandes que hayan pisado un campo de fútbol.
Pero en 1999, una ocasión especial ha marcado la historia de este gran club y ha forjado la leyenda de este gran entrenador.
Ocurrió en Barcelona. Estadio Camp Nou. Era la final de la Copa de Europa y frente a ellos, el Bayern München, campeón alemán.
Partido cerrado que inició con ventaja de los teutones. Mario Basler marcaba temprano tras un cobro de falta indirecto. Pero noventa minutos no bastaban para decretar un campeón. Las postrimerías del encuentro aguardaban una sorpresa. Un milagro. El milagro de Barcelona.

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