Atención! Mirad aquí!



He transportado mi mente a Berlín, antigua capital imperial. Encuentro regocijo en saber que de sus entrañas brotó la libertad de un pueblo cautivo. Aunque, encuentro extraño el hecho de que un mismo pueblo, sea cautivo a causa de los errores de unos primeros y los ires y venires de unos segundos.
Me detengo en frente de la Puerta de Brandeburgo y a mi mente se viene el recuerdo de una fotografía enclavada en uno de mis libros de historia con el curioso detalle de encontrar un muro delante de tan colosal monumento y un escueto letrero diciéndo 'Achtung'...
Achtung. Aquellas siete letras quedaron grabadas en mi memoria, que jugando conmigo quizás, añadió un par de signos de interrogación entre ellas. Atención, demandaba aquella palabra germánica.
Sin embargo, atención. Se demandó en aquel triste 1961 cuando se erigió esa muralla que separó destinos. Atención, exclamaron millares de berlineses en 1989, para decirle al mundo entero que eran alemanes. Todos. Libres.
Atención, es lo que aún clama la humanidad, que aunque alegre conmemora aquella gesta, requiere de ella para liberarse de todas las ataduras que hoy existen en el mundo y que por existir no hacen más que realzar nuestra estupidez por pretender mantenerlas.
El muro erecto en Berlín se derrumbó y con él un sistema de gobierno que había aislado a dos pueblos dentro de una misma ciudad haciéndolos parecer como enemigos el uno al otro, aún cuando se necesitaban el uno al otro. Fue pacífico. Marcó una era.
Hoy, a veinte años de aquél fantástico día y, como lo hiciera Reagan a Gorbachev, la humanidad clama por que los muros que hoy la dividen se derrumben. Qué daría para reemplazar aquellos muros por respeto a todo lo que somos. Alzad la voz! Mirad a Berlín! Fuimos ciegos, pero no tanto para encontrar la luz!
Que viva la ciudad del oso y su inapagable antorcha de libertad!

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