Una manera de entender el fútbol...


Pues hay muchas. Demasiadas. Tantas como dicen que cada cabeza es un mundo. Pero mi manera particular de entenderlo se plasma en el legado que dejó Johan Cruyff, para mí el jugador más cerebral que existió jamás, en el Fútbol Club Barcelona.
A muchos quizás les molestará que se hable una y otra, y otra vez de este equipo. Inclusive he llegado al hastío por culpa de aquellos insensatos eufóricos que proclaman la superioridad de un conjunto que aunque hace historia, no ha ganado nada.
Es lo que representa el club en un país golpeado... No se sorprendan. Digo la verdad. España siempre fue considerado el parásito de Europa. El resto del continente llegó a pensar que Europa empezaba en los Urales y llegaba hasta los Pirineos, frontera natural entre España y Francia. Además de la siempre dolorosa dictadura de Francisco Franco que futbolísticamente hablando ubicó al Real Madrid, eterno rival blaugrana, como el máximo embajador de España ante el mundo a costa de la sociedad balompédica española que se descocía ante la hegemonia merengue.
El FC Barcelona representa un estilo de juego; como decía, herencia de aquél ilustre holandés. Fútbol total, industrial. Ensanche del campo a partir de las bandas con el balón en posesión y presión absoluta desde el 9 hasta el uno sin él. Socialmente, la gent blaugrana siente a este club en su ser desde el parto mostrando su sistema circulatorio tal como en los libros de texto: azul y granate.
Pero es el sentimiento de una pueblo reprimido. Como un artista que no puede decir lo que quiere pero lo plasma subjetivamente, surrealísticamente transmitiendo un mensaje inclusive subliminal.
Arte en todos los sentidos. Pasión para aquellos que seguimos la pelota ruede donde ruede.
Eso es como dirían los catalanes, aunque creo quedarme corto, es mès que un club. Más que un club.
Simplemente así, entiendo el fútbol que me gusta. Espero que alguien más comparta estas ideas.
Respecto a esta temporada, aún es pronto para decir que es el mejor Barça de la historia pues, la historia se construye dejando huellas. Lamentablemente, tal como las calificaciones en los exámenes, las huellas se dejan con títulos. Paciencia y antes de todo, prudencia... Que uno a uno se van dando...

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